Boo Boo Davis y David Hooper & The Silverbacks - Taboó Madrid (18/04/15)

La noche perfecta. Se unían en un cartel difícil de igualar, en cuanto a música negra se refiere, dos pesos pesados en sus respectivos estilos. Boo Boo Davis y David Hooper crearon un ambiente increíble y el público se dejó llevar. Pero sería injusto referirnos sólo a los artistas que dan nombre al espectáculo. Ambos frontmans se hacen acompañar por sendas bandas que quitan el hipo, están en completa sintonía con ellos, llevando hasta la mas inequívoca consecuencia el concepto de Grupo.

Abrió la noche el de Drew, Mississippi, Boo Boo Davis, abanderado del blues forjado en los campos de algodón, ese que refleja el lamento hecho con alegría, basado en las experiencias vividas de primera mano. Acompañado por Jan Mittendorp a la guitarra y John Gerritse a los bombos nos invitó al baile a través de su blues de vieja escuela. Quien lo iba a decir ¡blues bailable! Pues que se lo digan al respetable que no paró ni un segundo durante la hora y pico que duró el show. Porque lo que hace este trío está muy lejos de las escuelas al uso, del blues académico. Los patrones son los clásicos pero se nota que es una música alejada de las aulas, se percibe la improvisación a cada instante, en un marco en el que la voz cantante la lleva una magistral armónica y el resto de instrumentos acompañan con una exquisita ejecución y gran naturalidad, sin permitir que se pierda el protagonismo del instrumento de viento. Para coronarlo todo, la voz de Boo Boo, áspera, quebrada, no podía ser de otra forma, perfecta para contar esas historias de su tierra natal. Nos quedamos con ganas de un poquito más pero a continuación nos esperaba otro plato fuerte.

Comenzaron el set The Silverbacks con un par de instrumentales, ¡qué pedazo de combo! Una banda concebida, como las de las grandes escuderías de soul de los sesenta en U.S.A., para dar soporte a sus solistas, y que en el caso que nos ocupa lo hace de manera magistral. Acto seguido entró David Hooper en escena...  ¡qué tío! Con él la sala se incendió. Todo se inundó de fiesta, baile y felicidad. Acompañado de un bastón encabezado por un enorme "diamante", llenó con su presencia todo el escenario (y ya eran siete músicos sobre él). Fueron desgranando los temas de "It's my turn" para deleite de la concurrencia. Temas hechos para el directo, donde las canciones se completan gracias al efecto visual de su interpretación. Sinceramente he visto a muchos de los "nuevos" ídolos del género sobre las tablas: de Lee Fields a Sharon Jones, y creo que no tienen nada que envidiarles. Estoy seguro de que el tejano, acompañado por estos "gorilas", va a poder disfrutar de muchas noches de gloria, porque lo que hacen está muy bien trabajado y mejor interpretado. Sin duda poseen temas que pueden llegar a ser clásicos del género como "I believe in love" o mi preferida "Little angel" y otros que para el directo son perfectos por la implicación del público, como es el caso de "Where is the money?" o "Sugar and salt", toda una declaración para el baile al más puro estilo James Brown.

Realmente una pasada, una noche de blues y soul inolvidable. Siempre que disfruto de un concierto como en éste, me viene a la memoria aquella canción de Extremoduro que decía: "y nos fuimos dando saltos, con el corazón blandito, subiendo hasta lo más alto".


Comentarios