Se presentaba un cartel muy
apetecible, dos géneros, como son blues y soul, diferentes, pero que van de la
mano. Dos bandas con sendas voces femeninas al frente, cada una con un estilo
muy particular. El blues en manos de la experimentada voz de Velma Powell y el
soul en la garganta de la jovencísima Lucille Hurt, dos tonalidades para llenar
una noche de la mejor música y dejarnos a todos con una cara de felicidad, de
las que refleja gran satisfacción por un gran espectáculo recién disfrutado.
Abrieron The Lucilles, una banda
de Soul con mayúsculas. Muy bien compactada, disimula la joven edad de sus
miembros con unas tablas que ya quisieran para sí otros. Al mando Aldo
Cavaliero, bajista de espíritu negro hace las veces de director de orquesta,
ocho miembros encima del escenario para provocar el baile al estilo de las
mejores all-nigthers del Norte de Inglaterra durante las postrimerías de los
años 60. Y es que el sonido de esta
banda no desentonaría para nada en un Catacombs de Wolverhampton o un Wigan
Casino.
Y al frente un ángel, en éste
caso azul, con un vestido elegante corte sixties y una presencia que inundaba
la sala. Y es que la voz de Lucille Hurt es muy diferente a las que podamos estar acostumbrados, tiene
un registro muy particular pero que queda niquelado dentro del conjunto. Además
acompaña el espectáculo con una pose exquisita, modernista, elegante y muy
auténtica. ¡Una auténtica gozada visual y sonora! Entre bailes y derroches
sonoros fueron cayendo temas de su primer disco: “Oldie Goldie” un auténtico
rompepistas, “Runaway Gal” de mis preferidas, intercaladas con versiones de
clásicos, calentando el ambiente para llegar a una soberbia “Speeding My Heart”
y terminar con el “Ain’t Got No” de Nina Simone.
Esta banda promete y si no al
tiempo. Nos dejaron una gran sensación y con ganas de mucho mas, como debe
terminar cualquier buen show. Ahora mismo están metidos en el estudio
pergeñando lo que será su segundo Lp "Northern Exposure" ¡Que ganas de escuchar sus nuevos
trallazos!
Al ratito aparecían Bluedays
sobre el escenario ¡menuda banda! y con los primeros acordes de “Real” saltaba a
la palestra Velma, la gran estrella de la noche. Esa mujer, de ojos saltones e
inmensa sonrisa que te conquista como un flechazo. Y es que, para ser justos,
el disco no hace justicia a su grandísima voz, prodigiosa, garganta
estratosférica capaz de curar cualquier herida y amansar a la peor de las
fieras. Con ella aparecía en escena su hija Ciara para acompañarla a los coros,
otro portento que sigue los pasos de la Diva.
Se fue intercalando blues con el
mejor rhythm & blues y toques de soul, pero con la clara seña de identidad
que dice que ese vozarrón llega desde Chicago. Jafo, bajista y maestro de
ceremonias, invitó a la sección de vientos de The Lucilles a subir al escenario
para marcarse dos pepinazos que quedaron antológicos. “Sugar” sonó como los
mejores hits de Chess Records, y es que este tema tiene un gancho especial, una
composición fabulosa interpretada por un grupo fantástico.
Después de que descendieran los
vientos del escenario, sonó el magnífico “Boom Boom”, tema que llevara a John Lee
Hooker al primer puesto en las listas británicas en 1962, provocando el
desmelene entre la concurrencia. Con “Your Soul” llegó uno de los momentos
álgidos de la noche, otro de esos temas que no te cansarías nunca de escuchar,
con una Velma puro pulmón demostrando que en esto del blues apenas puede
encontrar rival. Pero ya se sabe, cría cuervos… y en este caso no te sacarán
los ojos, si no que te sentirás muy orgullosa de ellos. “Lawyer” dio paso a un
duelo vocal de los que se quedan en la retina, una auténtica pelea a cara de
perro, dos “gallinas” sacando espolón, madre e hija dándolo todo en una batalla
brutal. Ni vencedora, ni vencida ¡triunfo para los que lo flipamos!
Así fue
transcurriendo la noche y cayendo temas de “Step Into The Blues”, una genuina
enciclopedia del más puro sonido electrificado de la ciudad del viento, hasta
que llegaron a otro clásico, en este caso popularizado por el incomparable Mudy
Waters: “Got My Mojo Working”. Con esta joya y con la sonrisa de oreja a oreja
que nos dejaron, se despidieron. ¡Qué bien lo pasamos!
Comentarios
Publicar un comentario