Boo Boo Davis, Blues desde los campos de algodón

Un año después de su primera gira española, vuelve uno de los máximos exponentes del blues sureño en la actualidad, Boo Boo Davis. Blues crudo, en su más genuina esencia, interpretado en formato trio (guitarra, batería, voz y armónica), que nos trasladará a los orígenes del género, a través de su potente y desgarradora voz.

Cuando en 1943, Davis nació en el seno de una humilde familia junto al río que más unido está a la música de raíces afroamericana, todo presagiaba que aprendería antes a tocar una armónica que a leer. Y eso es precisamente lo que pasó, con tan sólo cinco años ya manejaba el instrumento acompañando a su madre en la iglesia. Fue un músico precoz, que con la influencia musical de la familia, se fue desarrollando en los sonidos clásicos de la mejor música del Delta del Mississippi; Chaley Patton vivió cerca de su casa y en el viejo transistor de su casa sonaban sin parar astros de la talla de John Lee Hooker, Elmore James o Robert Pete Williams. Cuando cumplió los trece, comenzó a tocar la guitarra, lo que le serviría para formar parte en la banda familiar, Lard Can Band, junto a padre y hermanos, con la que tocaría durante varios años alrededor del área de influencia del Delta.

Durante 18 años y después de mudarse a St. Louis, formó parte junto a sus hermanos de la banda residente del Tabby’s Red Room. Tras años de compartir ocasionalmente escenarios con artistas como Albert King, y de infinidad de penurias arraigadas en la vida del músico que no se ha convertido en estrella, en abril de 2000 se decide saltar el charco para afrontar su primera gira europea.


Ya de vuelta, en 2001 debuta con un disco de composiciones propias, East St. Louis, con el que nos muestra que su latido sigue cerca del Delta. Doce magníficas composiciones que mantienen su corazón sureño y que verán continuidad un año más tarde en Can Man, donde esta vez, factura diez nuevas canciones que le pondrán definitivamente en el mapa del blues sureño y le confirman cómo un grande de la armónica. Con The Snake en 2004, llega el primer fiasco. Cambia el registro al que nos tenía acostumbrados para dispersarse por sonidos más soul, intentando emular a otros artistas del gremio, con un resultado nada satisfactorio ya que el disco carece del carácter primigenio que le caracterizaba.

Tendrá que realizar una joya dos años después para reivindicarse de nuevo. Lo titula como su lugar de nacimiento Drew, Mississippi y en él recupera toda la crudeza del blues embrionario de las plantaciones de algodón de su lugar de origen, pero con un toque fresco y actual, es como seguramente hubiera sonado Muddy Waters en 2006. Incluido en la revista inglesa MOJO Magazine como uno de los 10 mejores discos de blues del año, Boo Boo recupera el terreno perdido grabando uno de los temas más clásicos de su repertorio, el autobiográfico Standing in the Cotton Fields. Sin duda este es el preámbulo de lo que seguramente sean sus dos mejores trabajos: Name of The Game que vio la luz en 2008 y Ain’t Gotta Dime que lo hizo en 2009. En ellos su voz se vuelve profunda bebiendo de clásicos como Hound Dog Taylor y su armónica protagoniza momentos inigualables. Durante este periodo no para de girar tanto por Europa como por Norte América, siendo protagonista en 2009 del festival de Montreux, entre muchos otros.

Con su siguiente trabajo de 2011, Undercover Blues, llega la estabilidad. Si bien, mantener el nivel de los anteriores trabajos se antojaba muy complicado, sí demuestra que se ha convertido en un artista consagrado al que se debe tener muy en serio y que no va a volver a fallar. En este trabajo graba en directo en el estudio, en completo analógico, haciéndonos llegar el sonido de su verdadero directo, centrándose en el groove, el sentimiento y las verdades básicas que se encuentran en el Blues.

Hasta la fecha ha vuelto a editar un nuevo trabajo de estudio en 2014 What Kind of Shit Is This?. Un disco bastante moderno y agradable en el que incluye importantes novedades incorporadas sin duda por la producción de Blu Acid. Con reminiscencias de los viejos tiempos, combina a la perfección el blues rural con los sonidos urbanos, consiguiendo una grabación a la vanguardia del blues contemporáneo.


Cita ineludible en un cartel increíble junto a la nueva sensación del Soul estatal: David Hooper & The Silverbacks. Sábado 18 de abril en Madrid, sala Taboo – C/ San Vicente Ferrer, 23.


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