Dan Baird en Boite Live - Madrid.

Dan Baird es al rock’n’roll de raíces norteamericanas lo que él tomate a un salmorejo… el ingrediente necesario e irremplazable que lo hace único. Auténtico sopapo de actitud, técnica, interpretación, profesionalidad y experiencia que hace sentirte como en otro planeta, único e inconfundible ¡el planeta de Mr. Rock’n’Roll! Y es que esa manera con la que te hace sentir el viejo espíritu del rock, su humildad, una sonrisa interminable y el repertorio que lleva a sus espaldas, hace de su directo una experiencia inigualable.

Pero sería injusto sólo hablar del bueno de Dan. Sus acompañantes no le van a la zaga y quizá ése sea uno de los secretos del éxito de sus shows. La complicidad que se vive sobre las tablas teniendo por momentos el protagonismo que se merece cada uno de los instrumentos, el buen ambiente que desprenden y la pasión que ponen en lo que hacen, palpable a cada instante, hace que la actuación tenga efectos narcóticos sobre el público, impregnando la sala de un halo de felicidad musical que tiende a la catarsis. Acompañado por Warner E. Hodges a la guitarra, seguramente conocido por más de uno por militar en la banda Jason And The Scorchers, Mauro Magellan a las baquetas, antiguo compañero de tropelías en los míticos Georgia Satellites, además de Micke Björk a las cuatro cuerdas, consiguen que lo suyo sea un espectáculo integral.

En una sala casi llena de furibundos seguidores y alguno que no los había visto hasta el momento y no se perderá futuros pasos de los de Georgia por el Foro, afrontaron un set en el que intercalaron algunos temas de sus nuevos trabajos como el “Cementery” de SoLow o el “Knocked out cold“ de Rollercoaster, con piezas clásicas de su repertorio: “Mon Cherie”, “Two For Tuesday” o ese himno de taberna, quizá el más coreado por el respetable que es “Keep Your Hands To Yourself”, para deleitar en otros momentos a la audiencia con clásicos de los Georgia: “All Over But the Cryin’“ o “I Love You Period“, momento álgido de la noche con la sala totalmente entregada. 

Entre medias, auténtica lección de cómo desarrollar un show para mantener al público a tope durante dos horas. Guitarrazo va, guitarrazo viene, ahora bien de sólo a cargo de ése mago de las seis cuerdas que es Warner E. Hodges, luego me voy atrás junto al batería para darle el protagonismo que se merece y Mauro se despacha a gusto (alguno pensamos que se quedaba en el sitio de la energía que desprendía), luego un chascarrillo, clásico va clásico se corea, otro chascarrillo sobre la hora de finalizar, no echamos unas risas, más solos de guitarra que te dejan boquiabierto, sudor, rock’n’roll, traguito de cerveza y sin darte cuenta han pasado dos horas y no te has dado ni cuenta.

Tras la descarga se entremezclan con el público, hablan, se fotografían, firman discos y su sonrisa sigue perenne, imborrable. Te das cuenta que disfrutan con lo que hacen, tanto o más que el público que les reverencia. Dan tocó la gloria y llegó a las grandes audiencias. Seguramente por su repertorio, oficio y calidad, se merecería de nuevo tocar únicamente en grandes formatos, pero el rock que practica está hecho para tabernas, clubs de aforos limitados y es ahí, en las distancias cortas, donde se disfruta de verdad, sintiendo la cercanía entre público y grupo, creando esa atmósfera ideal que hace disfrutar a todos por igual. Por todo esto que les cuento, afortunados fuimos de vivir en primera persona unas horas con Mr. Rock’n’Roll & Homemade Sin. Estaremos atentos para no perdernos próximas visitas.

Cortesía de Alegría García

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