Crónica Pat Reedy & The Longtime Goners en Madrid (27/09/2019)

Cuando conoces a tu guitarrista de pedal steel en Alaska, a tu sección rítmica en Suecia y no te importa nada más que seguir devorando kilómetros por las carreteras europeas para llegar al siguiente escenario…tienes que estar muy seguro de lo que haces. Y gozarlo.

Pat Reedy se presentó en Madrid dentro de la extensa gira que le ha traído por primera vez a España. Un tour que ha pasado por media Europa y que termina recorriendo nuestro país. 

Con el sombrero cowboy que le cubría su recortado cuerpo, pocos nos esperábamos la tormenta de country, rock o como se prefiera adjetivar la música de este coloso.

Buen humor desde el minuto uno, de esos que se transmite a los que habitábamos un metro de altitud y actitud inferior. 

En las pequeñas pausas entre sus cuatro primeras canciones nos fue contando las tramas de sus composiciones y la buena acogida que estaban teniendo sus conciertos en territorios peninsulares. Ha parado en sitios no habituales de los músicos forasteros, así que ha aprovechado para sembrar, como el mismo confiesa para próximas visitas.

Atreviéndose con un poquito español, luego confesaba que le faltó un mes de academia, estuvo dos, allí en Nashville, precisamente de las zonas menos permeables al tsunami del español que percibe por donde toca en su país. Y eso significa mucho mucho territorio para este correcaminos.

La carretera. La vida de esos conductores de trucks (camiones extra largos) americanos devoradores de millas. De alcohol, cervezas y lo complicado que es en el Bible Belt (cinturón de la biblia, los estados más religiosos) encontrar un sitio donde comprar unas birras, o cómo evitar esos Dry Countys (condados secos) durante las giras por el sur de Estados Unidos…

Todo nos iba bien, le entendíamos casi todo. Y entonces empezó a farfullar a toda velocidad con acento sureño. Ya no había más que dejarse llevar por el ritmo ramoniano al enlazar canciones. Más de veinte. EN HORA Y DIEZ. Y no sobró ninguna, incluso quedó sensación de satisfacción, de repetir, seguro.

Lo más cerca que voy a estar de esos garitos de las pelis del oeste contemporáneo fue con Pat Reedy, rápido y mortal, anoche.

Descargando bromas, historias, sentimientos, mala leche, soledad…mientras te provoca deseos de bailar, de cantar, de sonreír y de que no acabe nunca. 

Tan tranquilo, Reedy se despide en los bises con dos versiones, Hank Williams y Billy Ray, aceleradas claro.

Antes había hecho amplia presentación de sus tres trabajos de estudio y…había compartido una canción de su próximo disco, del cual se quejaba porque no encontraba el momento de parar de girar. No extraña. 

Una banda con la calidad que exige seguir a un líder genuino, con escasa voluntad de frenar. Los conciertos de este hombre no provocarían melancolía ni de refilón, solo un corte eléctrico sería capaz, durante un rato. 

No es cuestión de velocidad ni de aceleración, es que nuestra vida es así de rápida. Cada canción alcanza su plenitud en menos compases que hace décadas. Parece que Reedy encuentra sencillo despojar sus temas de lo innecesario, y no lo es. 

Un hombre que ama recorrer caminos no necesita alargarse, ni adornarse, solo tocar lo suyo y seguir rodando hacia la siguiente puesta de sol. 

Allí nos le volveremos a encontrar. 


Joe Wild

Comentarios

  1. Las versiones fueron:
    -Mind your own business de Hank Williams
    -I've been to georgia on a fast train de Billy Joe Shaver

    a.

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